"Quien se enfada por las críticas, reconoce que las tenía merecidas"

24 de octubre de 2011

Bienvenidos a la Universidad de Sevilla

Quizás se deba a que acabo de quedarme sin Internet, a que aún me queden tres horas más en esta asquerosa facultad, o a que, simplemente, mi existencia no tiene sentido si no soy un auténtico incordio.
Pensaba realizar una entrada-denuncia por la escasez de justicia en nuestro país. Sin embargo, recuerdo que hace tiempo ya llevé a cabo algo de eso. Es una lástima que desde entonces no hayamos avanzado nada. Pero, no, no voy a hablar de eso. Después de todo, no soy una persona seria, no me podéis pedir entradas serias. Sí es cierto que se me da bien quejarme, así que uniendo ambas cosas voy a hacer una queja no seria, pero una queja necesaria.
Me toca hablar de nuevo de la universidad, pero de otra forma mucho más seria, pero sin ser seria. Voy a hablar de la incompetencia de la Universidad Pública.


Primero quiero que tengáis en cuenta que formo parte de la respetada institución que supone la Universidad de Sevilla, pero como soy estudiante me voy a pasar el respeto por el mismo. Y es que esta universidad no merece más que un escupitajo en un ojo, o así sería si en lugar de una universidad fuera una persona.

Fotografía de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla

Empezaremos por la economía, que es lo que más nos importa ahora, en estos momentos de crisis. La mayoría de nosotros elegimos la universidad pública porque no podemos pagarnos (más bien nuestros padres no pueden permitírselo) una universidad privada. Pensamos que al ser pública nos encontraremos con precios accesibles para cada uno de nosotros, permitiéndole a cualquier joven e inexperto el acceso a una educación en condiciones.
Grave error, señores. Cada año, la matrícula nos sale aún más cara que el anterior (por mucho que hayamos pasado limpios al siguiente curso y creamos que tendremos pocos créditos que pagar), todos rezan por obtener la beca del ministerio, la gente intenta no matricularse de alguna asignatura para poder seguir pagando… ¿Qué ocurre si no te dan beca? ¿Qué pasa si el dinero no te llega para una educación que debería estar al alcance de todos? No tenemos dónde trabajar, pero tampoco nos dejan estudiar.
“Al menos,” piensan algunos inocentes “todo el dinero que me quitan lo emplearán adecuadamente”. Sí, seguramente te encuentres con profesores muy cualificados, con materiales didácticos en buenas condiciones y un aula limpia y ordenada. No debería hablar demasiado de los profesores, por si acaso alguno leyera todo esto (¿a quién pretendo engañar? Si nadie me lee, ¿por qué iba a hacerlo un profesor?), pero me gusta el riesgo:
En la Universidad de Sevilla encontramos un elenco de profesores de lo más curioso: Desde un convicto a un profesor que habla solo y le pone sonidos extraños a las diapositivas de clase. En esta universidad a veces parece que no hay profesionalidad ninguna: profesores que van a las clases cuando les plazca, otros que no se aclaran con el programa de su asignatura (que pueden llevar años impartiéndola), y unos pocos que, simplemente, no existen o no tienen ganas de venir a trabajar. ¿Y qué me decís de esos profesores que ignoran el temario o no han querido preparárselo? Una hora y media (como mínimo) escuchando chorradas sobre su vida, su experiencia laboral, el éxito que ha tenido en su trabajo y lo poco a lo que podemos aspirar nosotros. Así nos motivan muchísimo.
A veces pienso que la única que cobra un sueldo en condiciones tiene que ser la limpiadora, porque es la única que se toma su trabajo totalmente en serio. SIEMPRE, repito, SIEMPRE está limpiando el cuarto de baño que tengo más cerca. Casualidad, destino o ganas de joderme la vida, la señora de la limpieza  todo lo limpia. Todo lo limpia, menos mi aula. Hay una cúmulo de pelusas en una esquina que lleva ahí un mes (porque es el tiempo que llevo viniendo a clase, esperemos a ver hasta cuándo se queda ahí… o desde cuándo está).
Pero no pasa nada, eso no tiene la más mínima importancia en comparación con otros problemas que podemos ver en la universidad: los horarios. Grupos de distintas asignaturas que se pisan entre sí, optativas sin plazas suficientes, un solo turno de mañana, profesores que tienen que aprender a hacer la técnica de multiplicación para poder asistir a todos los grupos en los que imparten clase (por no hablar de los alumnos, que se tienen que quebrar la cabeza a la hora de organizarse con el horario).
Y, ¿qué decir de la realización de la matrícula? Automatrícula, más bien. Porque a nosotros nos toca hacer la matrícula por internet, porque todo el mundo tiene ordenador e Internet hoy en día en su casa. ¿El sistema de acceso a la Automatrícula? Va cambiado según les va apeteciendo a los cabecillas de  esta respetada institución. Cada año toca un sistema distinto. En mi primer año, fue por libre albedrío, “maricón el último” como dicen algunos; en segundo fue por la letra de DNI. Hicieron un mágico sorteo en el que salió la letra ‘A’ como la primera en acceder a dicha Automatrícula; en tercero decidieron ponerlo por nota. Y así consiguen que todos intentemos matar para tener clase por la mañana. ¿Y consiguen que saquemos mejor nota para que el año que viene seamos los primeros? Pues no sé, porque seguro que para el año que viene se les ocurre un método distinto.
En definitiva, mejor trabajar en las fresas.
Y me voy por ahí, en busca de una entrada mejor.

25 de septiembre de 2011

Estoy intentando volver a escribir como antaño, cuando odiaba al mundo y destrozaba cosas. Pero, no sé por qué, este planeta ya no me parece tan horrible.
Ya tendréis noticias de mí, y mientras yo iré incubando una entrada como las de antes.

7 de septiembre de 2011

Mentiras

Hay distintos tipos de mentiras. Algunas las realizamos para intentar no hacer daño, otras son crueles y venenosas. Las demás, para variar, las usamos para nuestro propio beneficio.
El problema es que todas, absolutamente todas, hacen daño.
Y prefiero mil veces que me intenten dañar con la verdad.

25 de agosto de 2011


De todas las pérdidas, el tiempo es la más irrecuperable.

Muro de Cristal

Éramos simplemente un par de idiotas mirando la lluvia caer. Debía ser una estampa curiosa: ella y yo, apoyados en una grisácea pared, a una distancia prudencial el uno del otro. Para mí, la lluvia no era más que una rutina a la que ya no quería prestar atención. Por el contrario, a ella parecía antojársele algo realmente extraordinario, pues no se volvía hacia mí para mirarme mientras hablaba.
El día anterior todo había ido demasiado rápido. La había besado y ella me había correspondido. Sonreí al recordarlo. Pero no fue una sonrisa que denotara felicidad, sino una sonrisa triste. Porque que hubiera ocurrido lo del beso sólo podía ser triste, pues ahora, cuando pensábamos fríamente en la situación, todo era distinto y altamente complicado. ¿Por qué el ser humano se empeña en hacerlo todo tan complejo? Creo que a veces simplemente deberíamos seguir nuestro instinto animal más allá de para declararnos la guerra unos a otro. Deberíamos seguirlo para ser capaces de darnos cuenta de que la vida se torna más sencilla cuando no piensas demasiado.
-     - Me andaba preguntando… - comencé a hablar – Bueno, siempre he querido preguntarte… ¿qué soy para ti?
Ella se removió inquieta. Dejó de prestarle atención al agua y pareció fijar la vista en sus zapatos. Yo también los miré. Definitivamente, no sabía atarse los cordones. Pero no había tiempo para echárselo en cara. Me coloqué frente a ella, notando como algunas gotas frías salpicaban mi espalda.
-     - ¿Qué soy para ti? – repetí suavemente.
-     - ¡Cállate! – exclamó ella, ruborizada.
Ya había levantado el brazo para golpearme una vez más de ese modo que sólo ella conocía: ni demasiado fuerte, ni demasiado suave. Esta vez mi sonrisa se amplió considerablemente.
-     - Ya lo he entendido – aseguré mientras sostenía su puño cerrado entre mis manos, librándome así de cualquier golpe – Cuando no puedes mentir – comencé a explicar, desplazando mi mano hasta su muñeca – te expresas de esta forma. No eres nada honesta… Cada vez que he estado cerca, peligrosamente cerca, tú te has comportado así: Me has golpeado, me has insultado, te has burlado de mí para alejarme… Pero sólo querías estar a salvo.
-     - ¡Cállate! – repitió ella, intentando zafarse de mi agarre - ¡Todo lo que estás diciendo me avergüenza!
Siempre había sido así. No sólo conmigo, sino con todo el mundo. Cuando veía que cualquiera de su alrededor estaba cerca, peligrosamente cerca, lo peligrosamente cerca como para llegar a conocerla, intentaba expulsarlo como buenamente podía. Simplemente, tenía miedo de abrirle el corazón a alguien y quedarse destrozada. Tenía miedo de entregarme todo lo que ella era en realidad, por eso intentaba cubrirse con aquel muro de cristal.
Tiré de ella hacia mí y la abracé. Intentó liberarse, por supuesto, pero no lo consiguió. Ya sabes, los tíos somos más fuertes que las chicas, o algo así. Aunque a veces me pregunto si yo sería capaz de vencer a cierto tipo de chicas, como a Isabel Fernández. No, seguramente no tendría posibilidad alguna.
-     - ¡Suéltame! – exclamó mi acompañante, devolviéndome al mundo real.
-    - ¿De verdad quieres que te suelte?
Silencio.
-     - Vamos, ser un poco más honesta no te hará daño – le invité a responder, sonriendo.
-     - No…
-     - ¿Qué?
-     - No quiero que me sueltes.
-     - ¿De verdad?
-     -De verdad.
-     -Entonces no te soltaré jamás…
Silencio de nuevo. Parecía más tranquila.
-     -Pero…
-     -¿Qué?
-     -Pero tendré que comer, ducharme, ir a clase… Y si no me sueltas no podré hacerlo.
No pude evitar reírme. Había vuelto a hacerlo. Ella y su manía de cargarse los momentos románticos.
-     - Bueno, te soltaré. Pero déjame que me quede un rato disfrutando de tu olor, de tu respiración, de tus latidos…
-     -Eres un cursi.
¿Lo soy? Sí, seguramente. Y ella una borde que debería estar agradecida, porque pocos quedan como yo.
---     ¿Sabes? – respiré hondo – Creo que jamás existirá una chica más maravillosa que tú.
-     - Joder, pero deja las cursilerías.
-     -No, en serio. Eres ese tipo de chica que intenta ser dura. Me encanta.
-     Soy dura.
-     - ¿Ves? A eso me refiero. Intentas protegerte con un muro de cristal. Crees que así nadie puede alcanzarte. Pero, ¿sabes qué?
-     - ¿Qué?
-     - Que el cristal, amiga mía, al menos la mayoría de las veces, deja ver a través de él.

24 de agosto de 2011

Cosas maravillosas.

Hablar contigo hasta las cuatro de la mañana. De todo y de nada. De temas que tenemos muy hablados, pero a los que siempre hay cosas que añadir.
Hablar contigo hasta la hora que haga falta, que derrames tus pensamientos en mí.
Hablar contigo es una de ellas.

Insomniorelato


Mi boca sabía a Smint, posiblemente mezclado con el fuerte olor del alcohol, pero eso era algo de lo que yo no me daba apenas cuenta. Las noches se vuelven confusas cuando ingiero cierta cantidad de ciertas bebidas, y aquella, por supuesto, no fue una excepción.
Sí lo fue por cómo se iba desarrollando. Allí estaba ella, eso era evidente. Su voz invadía mis oídos, atravesaba mi mente y acababa conservada en algún rincón de mi alma. No era para menos, porque ella era, claramente, la voz de la razón. Y yo me había propuesto volverla loca.
Fue entonces cuando mi lengua dejó ver un Smint nuevo. Sin smint, no hay beso; pero con Smint lo hubo. Y no fue sólo uno.
Mientras las luces y el ruido que fingía ser música llenaban la discoteca (ayudados, por supuesto, de la gran cantidad de gente que se congregaba), mi cabeza, mareada y sin pensamientos inteligentes, sólo podía pensar en ella. Porque ella seguía allí. Y parecía tener ganas de saciar su sed no sólo con alcohol, sino con mi boca.
He de admitir que beso realmente bien, por eso no quiso despegarse de mí en toda la noche. La gente a nuestro alrededor vitoreaba, nuestros amigos nos miraban de forma extraña. ¿Qué tenía de malo dos chicas besándose? No me importaba nada, sólo su boca.
Después, lo pensé mejor. No, no era ella a quien mi boca buscaba. Era agradable, sí, pero mis ojos se detuvieron durante un segundo en otro lugar. Allí también estaba él, apoyado en aquella barandilla. Me miraba de forma extraña también, pero no como los demás.
Debí haberme girado hacia Ella. Decirle: Tenías Razón. Pero no lo hice. 
Simplemente hice lo que todos esperaban que hiciera y lo que yo nunca esperaba hacer: Seguir al corazón.

19 de agosto de 2011

Belleza Escondida



Siempre he pensado que las mejores personas son como los cactus: Presentan un aspecto rudo, con espinas; pero necesitan muchos cuidados, necesitan ese "cariño", esa atención por parte de quien quiera tenerlos. Se muestran ante ti con un carácter difícil, pero en su interior esconden la más hermosa de las flores.
Y sólo quienes tienen la paciencia de soportarlas cuando son meras plantas con espinas, podrán disfrutar, finalmente, de esta belleza escondida.



Yo y mis reflexiones.



PD: La flor de la foto es de una Stapelia Variegata. Es una flor polinizada por moscas, así que para atraerlas huelen fatal. Vienen de África y la de la foto está en mi casita, junto al resto de mi genialosa colección. Desde pequeña me han fascinado los cactus, por eso será que busco personas que se les parezcan. 

13 de agosto de 2011

Estoy en plena forma


No, en serio. De hace cosa de unas semanas, me encuentro excesivamente bien. Vuelvo a ser la que era, vuelvo a insultar a todo el mundo, vuelvo a sentirme como lo que soy: superior a la mayoría de la basura que me rodea. No es nada personal, pero es que cuando eres así de alucinante, poco te importa el resto del mundo.
Así que aquí estoy, haciendo deporte, siendo feliz, reencontrándome con gente que hacía eones que no veía...  La vida vuelve a sonreírme una vez más, y espero que se quede con esa cara de estúpida. 

4 de agosto de 2011

Manipúlame esos fantasmas

No recuerdo exactamente cómo comenzó todo. Una vez más, me enteré gracias a Twitter, que se ha convertido en mi fuente de información más fiable (Y eso ya es bastante triste). Para cuando quise darme cuenta, la #SpanishRevolution era lo que más sonaba en todo medio.
Sin embargo, no en todos los medios sonó de la misma manera. Para muchos de nosotros, todo el movimiento 15M, las acampadas que se han organizado en toda España, los "indignados", son un gran grupo de personas diversas, diferentes, que están intentando hacer ver que estamos aquí, que el gobierno ya no puede jugar con nosotros. 
Lamentablemente, aunque la realidad está ahí, cada individuo decide tomarla a su manera. Es el caso de todos aquellos que califican este movimiento de "unos cuantos perroflautas fumando porros y sin ganas de trabajar". 
Lo siento por estos que no quieren ver, que se quedan en la idea de que esto ha sido organizado por tal partido político y es un complot para no sé qué. ¿Por qué no nos escuchan? Yo misma estuve en la Acampada de Sevilla, he visto a personas mayores, jóvenes, trabajadores, gente distinta unida por lo que todos queremos: Democracia.
Pero, ¿por qué siguen ignorándonos? Hay muchas razones, desde las mentalidades cerradas que prefieren quedarse en la idea de los perroflautas, hasta la más preocupante: la manipulación de los medios. 

Y eso es de lo que quiero hablar. 

Ahora mismo, me encuentro en mi pueblo, lejos del mundo real. ¿Qué puede hacer una persona como yo, que no tiene la oportunidad de estar allí, para enterarse de lo que está ocurriendo ahora en Madrid?
Cualquiera de nosotros diría: ver las Noticias, claro. ERROR. 
Hace dos noches, tras el desalojo y bloqueo de Sol, el movimiento se reavivó. Gracias a Twitter, pude seguir lo que estaba pasando. Fotos, vídeos, emisiones en directo, gente que iba tweeteando lo que ocurría... Gracias a ellos, a los que estaban allí intentando que el resto de nosotros se enterara, puedo decir hoy que los medios de comunicación manipulan sobremanera la verdad. 
Pero eso ya lo sabíamos. Como estudiante de Periodismo, ya he escuchado muchas veces que nuestro trabajo es manipular la información. El problema surge cuando la gente sólo se queda con uno de los significados de la palabra "manipular".

manipular

1.     tr. Manejar cosas,especialmente objetos delicados o de precisión:

     solo un relojero puede manipular el mecanismo del reloj. 

2.     Controlar sutilmente a un grupo de personas,o a la sociedad,impidiendo que sus opiniones y actuaciones se desarrollen natural y libremente:

     ese periódico manipula la opinión pública.


Muchos se quedan con la idea de que manipular es controlar y modificar a su antojo la verdad. Eso es lo que pasa cuando decidimos ignorar que manipular es manejar dicha verdad. Tomamos el término como algo negativo y lo llevamos a cabo negativamente. 
Así, periodistas (y no tan periodistas) aburridos se dedican a manipular la información como les va viniendo en gana. 

Pude darme cuenta de ello al ver el Telediario. Normalmente, lo veo sólo en un canal, pero tras todo lo ocurrido en Sol (más bien en sus alrededores), decidí hacer un poco de zapping para ver qué podían contarme distintas cadenas.
Me pareció descarado ver cómo sólo salían imágenes de jóvenes con rastas y "malas pintas", cómo las cámaras únicamente mostraban a un reducido grupo, y se esforzaban a decir que no acudió casi nadie.
Yo no estuve allí, como muchos otros. Pero sí pude ver, como ya he dicho, gracias a los que estaban haciendo el trabajo de informador. 
La Televisión, para desgracia de Homer Simpson, nos engaña, nos miente, nos muestra una información sesgada, modificada y manipulada a más no poder. 
Pero, por supuesto, no se trata únicamente de la televisión. Todos los medios han experimentado ya un vertiginoso avance y un enorme crecimiento que les ha llevado a cobrar importancia y a tener una gran influencia en las personas. Se trata del cuarto poder, después de todo, no por nada son el primer objetivo político de los regímenes autoritarios. Es triste, pero quien controla a los medios de comunicación, controla también a la sociedad. 
Con esa influencia, con ese poder que tienen los medios, es lógico que utilicen todo eso para transmitir las ideas propias. Sutilmente, atacan a la sociedad sin que esta se dé cuenta.
Ya sea de una forma más suave mediante connotaciones subjetivas, o de forma descarada como lo estamos viendo últimamente, la realidad es que el Periodismo manipula la información.
Se supone que ninguno de nosotros quiere resultar engañado (aunque a veces no lo parece, porque siempre votamos a los mismos y son los mismos los que nos engañan), y menos cuando ese engaño puede afectar a nuestra forma de ver el mundo. Nosotros elegimos de dónde queremos que nos lleguen las noticias, nosotros encendemos la televisión, leemos  el periódico, escuchamos la radio. Pero el problema se da cuando todos ellos nos cuentan mentiras parecidas.
Entonces, ¿qué pueden hacer aquellos que no tienen acceso a la información en sí, los que no tienen más remedio que escuchar a otros que puedan contarles lo que, supuestamente ha pasado? Nada, supongo, quedarse frente a la tele, escuchando qué es lo que dicen los medios y, lo que es peor, creyendo que ésa es la verdad.


1 de agosto de 2011

Todo cambia

De entre todas las personas que encuentras a lo largo de tu vida, resulta que siempre hay algunas que te sorprenden desde el primer momento.
A veces nace en tu interior una obsesión demasiado enfermiza que te lleva a forzar situaciones para encontrarte con ese tipo de personas, para decirles, gritarles sutilmente: Estoy aquí.
Cuando por fin vas conociéndoles mejor, te inunda una gran alegría. Hay gente que tiene cosas en común contigo, gente que siente algo que tú también sentiste alguna vez. Gente que te comprende.
Llega un momento en el que acabas dependiendo de ellos.
Y eso de depender de las personas, realmente, no está bien. No sé, dicen que es bonito el amor y todo ese rollo, que hay sentimientos que te esclavizan y te llevan hacia malos caminos. Pues he de decir que hay personas a las que agradezco que me hayan obligado a depender de ellas.
Son bastante pocas, eso sí es cierto, pero he de decir que valen más que todo un ejército de... no sé, un ejército de pingüinos con dinamita.
Lo malo llega cuando esas personas se marchan de tu vida, cuando te las arrebatan, sea como sea, o cuando ellas mismas se quieren alejar de ti. Las personas cambian. Lamentablemente, me di cuenta de ello hace muchísimo tiempo. Nadie es estable, nadie es constante. Como diría Heráclito de Éfeso, nadie se baña en el río dos veces porque todo cambia en el río y en el que se baña. . Cada día, cada situación nos cambia. Y peor es cuando el cambio es brusco y repentino. Quizás nosotros mismos no nos damos cuenta de ello, pero jodemos a los demás al cambiar.
Hay dos cosas que nos cambian demasiado. La primera de ellas es la Universidad. Lo digo avisando de que no generalizo, que cada persona es un mundo, pero da la casualidad de que muchos de esos mundos cambian su órbita en cuanto llegan a la universidad. Lejos de sus padres, lejos de su pareja, sin obligaciones... Así luego, pasa lo que pasa. Cambiamos porque vemos que somos libres, y queremos aprovechar al máximo esa libertad. Dejamos de preocuparnos por el resto, nos centramos en nosotros mismos. Me temo que esto me ha pasado a mí. Así que ahí tenéis la escusa por la que llevo tantísimo tiempo sin escribir nada aquí. A parte de porque no se me ocurría nada.
El segundo criterio que te hace cambiar es tu pareja. Por tu pareja puedes dejarlo todo, cambiar de parecer o, simplemente, fingir que hay algo que te gusta aunque lo detestes. ¿Qué tendrán los novios y las novias? Mi madre dijo una vez, refiriéndose a mi hermano: "Te llevas dieciocho años de tu vida convirtiéndolo en un hombre. Después, llega una tía y en cinco minutos lo convierte en un gilipollas". La frase la sacó de alguna parte, claro.
Y es que, prácticamente, es así. ¿Acaso ninguno de vosotros tiene un amigo que ha cambiado repentinamente, desde que tiene novia? Porque yo, por suerte o por desgracia, tenía una de esas personas que merecen la pena, que te hacen depender de ella, y una tía vino y se lo llevó consigo.

Cambiar está bien, debemos actualizarnos, como si fuéramos un ordenador. Pero no es bueno cambiar para ser peor, para dejar de ser uno mismo. La esencia siempre debe perdurar. Sin ella no somos nada, como no lo seríamos sin nuestra memoria y sin las personas de nuestro alrededor.

31 de julio de 2011

Nueva, nueva vuelta

Siempre he creído que todas esas personas que se van de retiro espiritual para poder sacar una buena idea sobre la que escribir eran todos gilipollas. No creo que haya un lugar que pueda inspirarte más que otro. La inspiración es algo que te viene cuando le da la gana, te sorprenda con medios para apuntar la idea o no. A mí, normalmente me pilla desprevenida, por lo que me lleva a pensar que debería tener más a mano una grabadora.
Supongo que no apuntarme las ideas buenas es lo que me ha llevado a escribir cosas tan mediocres. Hoy he vuelto la vista atrás y me he dado cuenta de ello: Como escritora soy precisamente eso, mediocre. Bueno, como escritora y como muchas cosas. Realmente, no creo que haya algo que se me dé sorprendentemente bien. No soy de esas personas que hayan nacido con un don para algo. Y, sin embargo, es increíble lo que llego a molar. No, en serio, soy la caña.
Pero, antes de ser la caña, yo he pasado por muchas cosas. Hmm… No, la verdad es que siempre he sido la caña. Pero lo he pasado mal, claro que sí. Para llegar a mi situación actual, he pasado por muchas cosas. Y es por eso que hoy, si hay alguien que me lea, quiero que preste especial atención con el consejo que voy a darle:
Jamás dejes de ser tú mismo. No te conviertas en una máscara de sensaciones que realmente no sientes. No debes dejarte llevar por ninguna otra persona, tienes que ser íntegro contigo mismo. No te engañes, no intentes ser quien no eres. Es demasiado triste perder tiempo de tu vida siendo quien no eres, para luego darte cuenta de que no ha merecido la pena tu propia obra de teatro. No olvides nunca quién eres y de dónde vienes.
Hoy, que he decidido volver a resucitar el Blog, y esta vez de verdad, sólo quiero decir que voy a ser yo misma. A partir de hoy, se han acabado las máscaras.

26 de abril de 2011

El animal más venenoso

La naturaleza suele ser a la par de bella, peligrosa. Es el caso de muchísimos animales con los que es mejor no cruzarse.
Sorprendemente para muchos, el ornitorrinco, a pesar de ser una mezcla entre un pato y un castor (ambos curiosamente adorables, especialmente el pato), tiene un espolón cuyo veneno no puede ser calmado ni por morfina. La serpiente marina es un animal letal, aunque ataque en pocas ocasiones. El Monstruo de Gila también es bastante agresivo, y usa su veneno para defenderse. La rana punta de flecha es el anfibio más venenoso del planeta, mientras que el pez piedra sería el más peligroso de los peces. El pulpo de anillos azules causa con su veneno una parálisis respiratoria, y si esto no se trata, causa la muerte a la hora y media.
Y, como muchos sabréis gracias a la película de Siete Almas (no haré mi crítica sobre esta película ahora), la criatura más venenosa de todas (al menos en este planeta) no es otra que la avispa marina. Este animal australiano no necesita más que 1'4 mg de su veneno para acabar con un humano adulto.
Sin embargo, no puedo evitar hablar de una criatura muy venenosa, a su manera. Es un tipo de veneno distinto, del que me gustaría hablar por el simple motivo de que hay muchos venenos que matan, y también muchas formas de morir; pero hay otros venenos que afectan más a la vida, a la forma de vivir. Dado que nos ha tocado a nosotros (y no a otro animal) tener la capacidad de escribir en un blog, voy a hablar del veneno del que nosotros mismos podemos presumir, el veneno del ser humano.
Y es que nosotros tenemos nuestra propia forma de envenenarnos unos a otros. Mientras el resto de animales venenosos lo suelen usar para alimentarse, defenderse o atacar, nosotros lo usamos para sentirnos mejor con nosotros mismos, para creernos mejor que nadie, para ser, simplemente, superior a la persona envenenada.
Durante toda mi vida me he visto afectada por ese veneno humano que se materializa en forma de palabras. Solemos tener en común todos los humanos que sólo soltamos veneno a terceros, y que estos terceros son los que se encargan de que el veneno afecte realmente a la persona a la que queremos atacar.
Sólo necesitamos que una persona se gire, que se encuentre de espaldas a nosotros, para así poder envenenarla. Jamás seremos capaces de decir todo a la cara, pues nos parece mucho más divertido envenenar, sin dar oportunidad al antídoto.
Por el veneno humano, muchos de nosotros hemos pasado malos momentos. Yo, gracias a él, he sido una cornuda, una lesbiana (Aclaración: no tengo nada en contra de los homosexuales), una zorra y una puta, entre muchas otras cosas. No creo encontrarme sola en este lado del veneno, pues todos nos hemos visto afectados.
Evidentemente, también hemos soltado veneno, aunque yo, personalmente, creo que es mucho mejor soltarlo a la cara, para que sea un poco menos letal.
¿El antídoto? Ignorar como podamos los síntomas del veneno, cortar el problema de raíz e intentar, por supuesto, que ese veneno no tenga nada que ver con lo que es la realidad: Ser nosotros mismos, sin una doble cara, sin mentiras. Creo que el mundo iría mucho mejor de esta forma.

24 de abril de 2011

A veces

La basura que hay en el mundo es variada y jodida, y aunque a veces preferiría acabar con todo y prenderle fuego al mundo, hay veces que es mejor dejarlo estar. Dejarse llevar por la basura puede ser, a veces, gratificante.