"Quien se enfada por las críticas, reconoce que las tenía merecidas"

26 de abril de 2011

El animal más venenoso

La naturaleza suele ser a la par de bella, peligrosa. Es el caso de muchísimos animales con los que es mejor no cruzarse.
Sorprendemente para muchos, el ornitorrinco, a pesar de ser una mezcla entre un pato y un castor (ambos curiosamente adorables, especialmente el pato), tiene un espolón cuyo veneno no puede ser calmado ni por morfina. La serpiente marina es un animal letal, aunque ataque en pocas ocasiones. El Monstruo de Gila también es bastante agresivo, y usa su veneno para defenderse. La rana punta de flecha es el anfibio más venenoso del planeta, mientras que el pez piedra sería el más peligroso de los peces. El pulpo de anillos azules causa con su veneno una parálisis respiratoria, y si esto no se trata, causa la muerte a la hora y media.
Y, como muchos sabréis gracias a la película de Siete Almas (no haré mi crítica sobre esta película ahora), la criatura más venenosa de todas (al menos en este planeta) no es otra que la avispa marina. Este animal australiano no necesita más que 1'4 mg de su veneno para acabar con un humano adulto.
Sin embargo, no puedo evitar hablar de una criatura muy venenosa, a su manera. Es un tipo de veneno distinto, del que me gustaría hablar por el simple motivo de que hay muchos venenos que matan, y también muchas formas de morir; pero hay otros venenos que afectan más a la vida, a la forma de vivir. Dado que nos ha tocado a nosotros (y no a otro animal) tener la capacidad de escribir en un blog, voy a hablar del veneno del que nosotros mismos podemos presumir, el veneno del ser humano.
Y es que nosotros tenemos nuestra propia forma de envenenarnos unos a otros. Mientras el resto de animales venenosos lo suelen usar para alimentarse, defenderse o atacar, nosotros lo usamos para sentirnos mejor con nosotros mismos, para creernos mejor que nadie, para ser, simplemente, superior a la persona envenenada.
Durante toda mi vida me he visto afectada por ese veneno humano que se materializa en forma de palabras. Solemos tener en común todos los humanos que sólo soltamos veneno a terceros, y que estos terceros son los que se encargan de que el veneno afecte realmente a la persona a la que queremos atacar.
Sólo necesitamos que una persona se gire, que se encuentre de espaldas a nosotros, para así poder envenenarla. Jamás seremos capaces de decir todo a la cara, pues nos parece mucho más divertido envenenar, sin dar oportunidad al antídoto.
Por el veneno humano, muchos de nosotros hemos pasado malos momentos. Yo, gracias a él, he sido una cornuda, una lesbiana (Aclaración: no tengo nada en contra de los homosexuales), una zorra y una puta, entre muchas otras cosas. No creo encontrarme sola en este lado del veneno, pues todos nos hemos visto afectados.
Evidentemente, también hemos soltado veneno, aunque yo, personalmente, creo que es mucho mejor soltarlo a la cara, para que sea un poco menos letal.
¿El antídoto? Ignorar como podamos los síntomas del veneno, cortar el problema de raíz e intentar, por supuesto, que ese veneno no tenga nada que ver con lo que es la realidad: Ser nosotros mismos, sin una doble cara, sin mentiras. Creo que el mundo iría mucho mejor de esta forma.

24 de abril de 2011

A veces

La basura que hay en el mundo es variada y jodida, y aunque a veces preferiría acabar con todo y prenderle fuego al mundo, hay veces que es mejor dejarlo estar. Dejarse llevar por la basura puede ser, a veces, gratificante.