La esencia de Giga Slave

La esencia.
¿Qué es la esencia?
La realidad, según la metafísica de Platón, se divide en dos mundos: el sensible, aquel en el que nos encontramos, aquel donde se puede captar las cosas a través de los sentidos; y el mundo inteligible, donde se encuentra la auténtica idea, aquello que no podemos alcanzar, pero sí imitar.
La esencia del ser ... ¿dónde se encuentra? ¿En el mundo inteligible? ¿Ese que no podemos alcanzar?
Pero, se supone que la esencia es lo que forma al ser, es lo que hace que sea lo que es. Si es cierto que se encuentra en un plano que sólo podemos interpretar, el ser no sería lo que es, pues su propia esencia estaría separada de su existencia.
La esencia es el alma, el espíritu de cada cosa. ¿Estamos divididos entre dos mundos? ¿No podemos alcanzar el saber debido a esta división?
Será mejor realizar mi propia teoría sobre estos dos mundos...

... Ni de coña.

Pero, ¿qué os habéis pensado? Mi locura va hacia otros extremos. Éste es un blog de humor "inteligente", así que nada de razonamientos filosóficos. Aquí se viene a reír.
Hoy sí que sí, recuperaré la esencia de Giga Slave.
Hoy hablaré de...

LAS VACACIONES DE VERANO

Las vacaciones de verano. Esas vacaciones tan esperadas por todos, y tan temidas por algunos. Temidas, sí. Ya conocéis a esas personitas que se pasan el día tocándose lo que quiera que se toquen y no hacen nada por la vida.
Esas personas, que tan bien viven el resto del tiempo, lo pasan mal durante el verano. ¿Que por qué? Porque son así de guays. Estudian durante el verano lo que no pudieron estudiar en los otros meses. Y eso que son 9 meses. Por el amor de Till... ¡9 meses sin hacer nada! Da envidia, ¿eh? Pero a saber lo desgastada que tienen que tener la entrepierna.
Eso sí, existen personas con mucha suerte que, a pesar de llevarse esos 9 meses viviendo la vida loca, no tienen que estudiar en verano. Y, ¿lo adivináis? Soy una de esas pocas personas afortunadas. Si es que puedo ser considerada persona.
Persona o no, tengo eso a lo que llaman suerte.
Cuando llego a clase, hay días que me dan una sorpresita: "¿Has estudiado para el examen de hoy?"; a lo que yo siempre respondo: "¿Hay examen? ¿De qué? Da igual, el cinco lo tengo"
Y acierto, el cinco lo tengo. El cinco, el seis, el siete, el ocho... Mi récord en notas de exámenes aprobados sin estudiar está en el 9'5, quizás algún día llegue al 10. Informática no cuenta.
Volviendo a las bonitas y preciadas vacaciones de verano...
Una vez llega junio y el final del curso, la gente comienza a celebrarlo por todo lo alto. Los primeros días de las vacaciones, son la juerga padre. Botellones, fiestas, botellones, fiestas, botellones, fiestas... ¿He dicho botellones? Pero llega un momento en el que la gente se da cuenta de que no puede pasarse tres meses de su vida bebiendo, fumando y copulando. ¿No? Bueno, hay gente que cree que no, ¿vale? A lo que iba: en esos momentos, en los que la resaca ha hecho demasiado daño a las neuronas y es casi imposible levantarse de la cama, algunos piensan "coño, debería hacer algo por la vida". Y sí, todos lo hacen. Aunque la mayoría lo que hace por la vida es olvidar ese pensamiento y seguir con la juerga. Los que no lo olvidan y deciden coger por el ¿buen? camino empiezan a plantearse qué pueden hacer el resto de vacaciones.
Entonces, se le presentan tres opciones:
La primera, la que más se suele presentar, es la idea de hacer un viaje. O varios. Irlanda, Punta Cana, New York, Dubait... Cualquier sitio es bueno. Cualquier sitio fuera de España. Porque, sí, parece que aquel que se vaya de vacaciones al pueblo es un pringao, un despojo de la sociedad, alguien que merece la muerte. Y no hablemos del que se va a Marinador. Porque, joder, si te da por irte allí, o una de dos: o trabajas en Mira quién baila, o tienes más de 65 años.

La segunda, pero no menos importante, es: Trabajar. Uuuh... ¿No os da un repelús cuando escucháis esa palabra? A mí sí me da. También me sorprende que a la gente le de por trabajar cuando está de vacaciones. Supongo que a algunos no les llega la paga. Pues bien, los sitios en los que se suele trabajar también son tres, como las opciones: Un bar, el telepizza, y la tienda de ropa. Sobre el bar, como a mí me han dicho "No se lo recomendaría ni a mi peor enemigo". Es extresante, sí. Y sí, con x, para que suene más... horrible. El telepizza... Está bien al principio. Hasta que acabas con la cara llena de granos a modo de peperoni y una expresión en los ojos al puro estilo emo. Y no hablemos si eres el que va por toda la ciudad montado en la moto. Encima después no te dan ni una mísera propina. En cuanto a la tienda de ropa... Bueno, ahí ya te encuentras de todo. Cuando entras en una tienda de ropa, te das cuenta en seguida de quién está pasando un buen verano y quién no. Puedes ver a la que el novio la ha dejado y está de resaca. Lo máximo que podrás sacarle será un "No tenemos nada más grande de la 36". Luego está la que necesita sentirse útil desesperadamente y no tiene un duro, que se lanzará sobre ti y empezará a enseñarte ropa y más ropa, y no dejará de hablar.

La tercera opción: no hacer absolutamente nada. Levantarse a las x horas de la tarde o de la mañana, desayunar y sentarse en una silla, frente a una pantalla, ya sea la de un televisor o la de un ordenador. La forma de saber quién se ha pasado el verano así es mirando el trasero al sospechoso. Si está plano, ¡voilá! tenemos a un enfermo. Aunque lo cierto es que a mí no se me ha aplanado...

Supongo que estaréis esperando mis crónicas sobre unas vacaciones de verano, ¿verdad? Ay, pillines, os tengo calados. Pues no, no habrá crónicas. Odio las vacaciones de verano. Hace calor, me siento obligada a llevar bikini delante de la gente en múltiples ocasiones, y recibo visitas inesperadas.

Así que, nada, nada, que queda un mes para las vacaciones, y menos para selectividad. Aunque, bueno, a mí aún me queda un año para ese segundo infierno.

Sed buenos.

Atte:

PD: Vigilad vuestra espalda y vuestra cama.
Otra PD: Quiero vuestra opinión. ¿He recuperado la esencia o mejor me jubilo ya?